domingo, 12 de junio de 2011

Bodas de plata



Llevaba casi un mes sin pasar por aquí. Ha sido el último mes de clase y prácticamente, si miro hacia atrás, sólo nos veo a Raquel, Víctor y a mi pegados a la mesa del salón de Raquel delante de nuestros portátiles, un plato de aceitunas y cantidades ingentes de cafeína. Imagino que la falta de horas de sueño tiene mucho que ver en esta amnesia tan extraña. Por suerte el curso ha acabado bien, y a partir de ahora tendré mucho más tiempo para pasar por aquí.

El caso es que hace meses Raquel nos contó que quería hacer algo especial para darles una sorpresa a sus padres el día de sus Bodas de Plata. Tenía una idea muy bonita, decorar el salón donde darían la comida a la familia y los amigos, con jaulas de pájaros, maripositas de tela y telas diferentes cubriendo el techo.



Nos pusimos manos a la obra y surgieron algunas nuevas ideas. Los pájaros de tela, que dan nombre a este pequeño rinconcito mío, fueron uno de los adornos que decidimos añadir. Buscando y rebuscando por un montón de tiendas de adornos, de telas, de chinos (todo hay que decirlo, en los chinos también se pueden encontrar cosas bonitas o en potencia bonitas), conseguimos hacernos con todo lo que necesitaban Raquel y su hermana Marta para darles un sorpresón a sus padres.





Tras una tarde intensa cosiendo pájaros y mariposas, y visitas a tiendas de botones y a cafeterías, la idea iba tomando forma.



Me parece precioso cómo con una idea de partida tan sencilla se puede llegar a hacer un regalo mucho más inolvidable que algo material. Las horas que le echamos, y sobre todo, que le han echado Marta y Raquel, y los nervios que han pasado, tienen mucho más valor que cualquier regalo comprado rápidamente.



Las jaulas son auténticas monadas. Las encontramos en distintas tiendas de decoración que Raquel no conocía aquí en Madrid, y a las que supongo que ya se habrá hecho adicta, como yo. Las rellenaron con bonsais y con enredaderas pequeñitas que les dan un toque muy inglés.



Hicieron guirnaldas con cuerda, pinzas de la ropa y fotos en sepia de sus padres, desde jóvenes hasta ahora, que colgaban del techo, que cubrieron con telas que compramos en Ikea. Son unas cortinas tipo tul, que quedaron genial, ya que tapaban el techo, pero no resultaban agobiantes, y, como tienen florecitas, daban un toque más romántico aún al sitio. Detallitos como la regadera de la foto, los encontramos en tiendas de decoración.



Aprovecho para introducir algo de culturilla general, ya que como ya sabéis, me gusta explicar todo como a mi me gustaría que me lo explicaran. El estilo en que se ha basado esta idea, es el shabby, un estilo que triunfa en los últimos años en decoración. Fundamentalmente consiste en utilizar muebles antiguos, restaurándolos y pintándolos de blanco o grises claritos, y utilizando para la decoración objetos de carácter marcadamente femenino y algo rústico, cargados de flores, colores rosas y verdes, detalles campestres del estilo de nuestras jaulitas y nuestros pájaros...podría decirse que una imagen de este tipo fue la de partida de la idea:



(via estilo multieventos)

Con mucha organización, tiempo y mimo, consiguieron lo más difícil, que sus padres no se enteraran de nada hasta el mismo momento en que entraron por la puerta del salón de la Sociedad Gastronómica donde lo celebraban. Ni que decir tiene que fue totalmente emocionante y que les encantó.



Espero que para las bodas de oro podamos repetir juntas los días de tiendas y costuras con las mismas ganas que esta vez.